Las navidades pasadas vi un concierto diferente, un concierto perfecto.
La Fuga tocaba en el Arriaga. Y es que no estamos hablando de tocar en una sala; estamos hablando de tocar en un teatro, y ya de por sí, esto marca una diferencia. Éste el primer motivo por el que quería ir. El segundo, porque era un concierto en acústico.
En verdad, no hubiera ido si hubiera sido un concierto normal; pero tenía estos dos puntos a su favor, y sabía de antemano que me iba a gustar.
Y todo sea dicho, no defraudaron… y la verdad es que fue increíble. Tocaron canciones tan míticas como “Paquí pallá”, “En vela”…
El clima era diferente, ¡es que fue todo él un concierto diferente! El cantante estaba descalzo en el escenario, ¡parecía que estábamos en nuestra propia casa! Todo fue sutilmente agradable, y mucho más tranquilo de lo normal, pero no por eso, menos entregado. En un principio estábamos sentados (claramente siendo un teatro no te puedes poner a saltar y a darlo todo ahí en medio…) y bastante calmados. Pero todo se empezó a animar; y pronto nos levantamos, notando cómo iba subiendo la euforia.
Si me dieran a elegir entre un concierto “común” (lo pongo entre comillas porque ninguno son comunes, sino que cada uno es distinto y especial; pero es que no se me ocurre otra forma de decirlo) o un acústico, me pondrían en un gran dilema. Supongo que interfiere, el grupo, las ganas, las veces que ya les hayas visto… todo un poco ¿no? Pero lo único que se, es que no podría decir que no a ninguno de los dos :)
Tania
martes, 11 de noviembre de 2008
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