martes, 11 de noviembre de 2008

Otra forma de ver la vida...

Son muchas las personas que van y vienen en tu vida, pero tan solo unas pocas logran, desde el primer instante, mover algo dentro de ti.

Este verano, se me dio la oportunidad de ver a Mario San Miguel, del que en un principio pensaba, que tan solo era un hippie que cantaba.

Pintaba bonito, preciosa noche de agosto, al borde del mar en la Cabaña (un bar de Noja) y un poco de espectáculo. El cartel, “Mario San Miguel y el ejército del amor”. Con este segundo término se refería al público; y ya desde ese momento, mi interés empezó a crecer.

Si bien, no era un concierto normal de por sí, menos lo era la forma que tenia de relacionarse con la gente. Era una mezcla 10, un cantautor que interactuaba con el público.
Preguntó si había alguien que hubiera cumplido los años en las última semana, y les saco al escenario… 6 personas fueron objeto de sus broma y tomaduras de pelo, pero siempre desde un modo amable, gracioso y educado. Ninguna de ellas eran dolientes, sino que todo lo contrario, hacían aun mayor las ganas de saber más de él.

Mientras él aumentaba la diversión, tocaba sus canciones. Y debo decir que la que más me llamo la atención fue una que decía así… “feo, loco y pobre… pero feliz…”. Si se le puede describir de algún modo es como “un hippie que es feliz haciendo feliz al resto”. Sus canciones transmitían algo, una mezcla entre verdad y tranquilidad. Sin duda, para mí, era buena música.

Creó un ambiente increíble, y por supuesto, le compre su disco. Me había dejado tan asombrada, que necesitaba escuchar sus canciones. Y como no, ¡era también poeta! Asique le pedí que me lo firmara, y sus palabras fueron sorprendentes. Ya puestos, me quede un rato hablando con él, un poco sobre su vida. Había hecho surf en Soances, fue socorrista durante una temporada… y ahora era payaso, un payaso que se dedicaba a la música.


Pero no todo quedo ahí, tuve una segunda oportunidad de verle, pero esta vez como cuentacuentos. ¿La razón por la que fui? porque merece la pena verle.

La finalidad de sus cuentos era siempre la misma; “si tú me das amor, yo te lo doy a ti”. Algo evidente en su carácter era ya la forma inmejorable de relacionarse con el público. Esta vez no fueron las bromas, sino una rosa para cada uno y una proposición. Ésta consistía en darnos besos y abrazos con todo aquel que estuviera en bar, aunque no lo conociéramos. Y ahí nos ves, abrazándonos y besándonos, sin saber ni siquiera el nombre… era pura emotividad.
Por último, una de las frases que más me dejó tocada fue “Yo soy uno de tantos locos”; refiriéndose a que la sociedad le considera un loco porque él ve una vida mejor repartiendo amor y felicidad.



Ojalá en el mundo hubiera más locos y algún día todos lleguemos a pensar como él…




Si queréis saber más de él, escuchar su música, descubrir cómo piensa, aquí tenéis…
http://www.mariosanmiguel.com/




Tania

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